domingo, 11 de enero de 2015

Un nuevo y potente antibiótico.

Entre los años 40 y 60 del pasado siglo, el descubrimiento de nuevos antibióticos vivió una auténtica edad de oro. Después, el agotamiento de los microorganismos cultivables en el laboratorio trajo consigo una época de sequía de antimicrobianos que el desarrollo de modelos sintéticos no supo paliar del todo.
Y en ese camino, las resistencias bacterianas a los medicamentos se han convertido en un problema global que no deja de crecer.
Un estudio publicado en el último número de la revista Nature podría marcar un cambio de tendencia y abrir, en el futuro, una nueva época de descubrimientos. El trabajo no sólo da cuenta del hallazgo de un prometedor antimicrobiano -la teixobactina-, sino que muestra una nueva forma de buscar antimicrobianos efectivos. En concreto, este hallazgo supone constatar los microorganismos no cultivables como fuente de nuevos fármacos antibióticos.
A raíz del descubrimiento de la penicilina, la ciencia se lanzó a buscar otros microorganismos presentes en la naturaleza y que tienen propiedades antibióticas. Pero esa búsqueda exigía el cultivo de cada posible candidato en el laboratorio, lo que dejó fuera a todos los microorganismos cuyo crecimiento no se puede propiciar en condiciones controladas, nada menos que el 99% de todos los existentes.
El equipo estadounidense que firma el estudio en Nature ha ideado un procedimiento que es capaz de bucear con éxito en ese todavía poco conocido mundo de los microorganismos no cultivables -al menos en una parte de él- para buscar posibles antibióticos ocultos. El método, gracias a un dispositivo multicanal de membranas semipermeables, permite aislar y posteriormente criar a los microorganismos en su propio ambiente natural y no con los medios que habitualmente se emplean en el laboratorio.
Tras analizar unos 10.000 microorganismos procedentes de muestras del suelo, los investigadores observaron que una bacteria denominada Eleftheria terrae mostraba actividad frente al patógeno Staphylococcus aureus. Estudiándola en profundidad, llegaron a aislar uno de sus compuestos, al que llamaron teixobactina, y que, en experimentos posteriores, mostró una gran efectividad contra bacterias como el citado S. aureus, Mycobacterium tuberculosis o Clostridium difficile. Su poder antibiótico era efectivo incluso frente a las cepas resistentes de estos patógenos.
Según explican los investigadores en la revista científica, teixobactina aniquila las bacterias, inhibiendo la síntesis de su pared celular; es decir, impide su formación adecuada. Aunque es un tipo nuevo de antibiótico, nunca antes descrito, su modo de acción se asemeja al de la vancomicina, un antibiótico que, durante tres décadas se mantuvo libre de resistencias, lo que hace a los científicos suponer que el poder de la nueva molécula frente a los patógenos es similar o incluso superior al clásico medicamento.
"Las propiedades de este compuesto marcan un camino hacia el desarrollo de antibióticos que tienen más probabilidades de evitar el desarrollo de resistencias", subrayan los científicos en la revista científica.
Para Juan García de Lomas, jefe del servicio de Microbiología del Hospital Clínico Universitario de Valencia, aunque es cierto que el mecanismo de acción del nuevo antibiótico es mucho menos sensible a la aparición de mutantes resistentes que el de otros antimicrobianos, aún es "prematuro y aventurado" asegurar que este tipo de compuestos no generarán resistencias en el futuro. Antes de lanzar las campanas al vuelo, este especialista recuerda que para que estos hallazgos lleguen a la práctica clínica, "todavía quedan pendientes varias fases de investigación".

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