miércoles, 4 de febrero de 2015
Empeñados en concebir
Louise Brown fue la primera niña probeta. En 1978 se produjo este hecho insólito en la historia de la evolución. Por primera vez, una especie, la humana, fue capaz de crear un descendiente de forma artificial. A pesar de que la reproducción artificial siempre ha sido objeto de polémica, ninguna rama de la Medicina ha avanzado tanto en tan poco tiempo. En los próximos años podríamos tener nuevas técnicas más revolucionarias incluso que la fecundación in vitro. Herramientas que hagan que la infertilidad sea un problema del pasado. Los humanos estamos entre los animales más infértiles del planeta. Un óvulo y un espermatozoide excelentes pueden producir un embrión excelente que no acabe en embarazo. En la naturaleza, sólo tres de cada diez intentos termina en un bebé. De forma artificial sólo cinco de cada diez. Hemos aprendido a preservar ovarios, óvulos, espermatozoides y embriones con los que fabricar vida. Y a volver a escribir el ADN para evitar dolencias que acabarían con ella. Carles Giménez, Mireia Salandinas, Inma Sánchez y Gloria Calderón explican por qué y cómo la Ciencia puede solventar este hándicap evolutivo. Cristina Eguizábal y Josep Santaló hasta dónde extender la fertilidad y si hay algo sagrado en la biología humana. David Monk busca si el lugar de concepción, bien sea el vientre materno o una placa de ensayo, deja algún tipo de huella en los bebés.
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