La clonación de la oveja Dolly
Dolly la oveja, como primer mamífero en ser clonado de una célula adulta, es de sobra el clon más famoso del mundo. No obstante, la clonación ha existido en la naturaleza desde los albores de la vida. Desde las bacterias asexuales a las 'aves vírgenes' en pulgones, los clones nos rodean y no son, en esencia, distintos de otros organismos. Un clon posee la misma secuencia de ADN que su progenitor y, por lo tanto, son genéticamente idénticos.
Antes de Dolly, ya se habían producido varios clones en el laboratorio, incluidos sapos, ratones y vacas que se clonaron de una célula adulta. Este fue el mayor logro científico ya que demostró que el ADN de células adultas, a pesar de haberse especializado en un solo tipo de célula, puede usarse para crear un organismo entero.
Cómo se clonó Dolly
La clonación animal a partir de una célula adulta es mucho más difícil que de una célula embrionaria. Así pues, cuando los investigadores del Instituto Roslin de Escocia crearon a Dolly, único cordero nacido después de 277 intentos, fue una notícia de gran importancia en todo el mundo.
Para fabricar a Dolly, los investigadores usaron una célula de ubre de una oveja blanca de la raza Finn Dorset de seis años de edad. Tuvieron que encontrar un modo de 'reprogramar' las células de ubre para mantenerlas vivas sin que crecieran. Lo consiguieron alterando su medio de crecimiento (la 'sopa' en la que las células se mantenían vivas). Entonces inyectaron la célula en un óvulo no fecundado al cual se le había eliminado el núcleo, e hicieron que las células se fusionaran mediante pulsos eléctricos. El óvulo no fertilizado provino de una oveja hembra escocesa de cara negra. Cuando el equipo de investigación consiguió que se fusionaran el núcleo de la oveja blanca adulta con el óvulo de la oveja de cara negra, tuvieron que asegurarse que la célula resultante se desarrollaría como embrión. Realizaron un cultivo de esta célula durante seis o siete días para ver si se dividía y desarrollaba con normalidad, antes de implantarla a una madre de alquiler, otra oveja hembra escocesa de cara negra. Dolly salió con la cara blanca.
De 277 fusiones celulares, se desarrollaron 29 embriones tempranos que se implantaron a 13 madres de alquiler, pero solamente un embarazo llegó a término y el cordero de raza Finn Dorset 6LLS de 6.6 kg (alias Dolly) nació después de 148 días.
¿Qué le pasó a Dolly?
Dolly vivió una existencia llena de mimos en el Instituto Roslin. Se apareó y produjo crías normales de forma natural. De este modo se demostró que este tipo de animales clonados pueden reproducirse. Nació el 5 de julio de 1996 y se le practicó la eutanasia el 14 de febrero de 2003, a la edad de seis años y medio. Las ovejas pueden vivir hasta la edad de 11 o 12 años, pero Dolly sufría artritis en una articulación de una pata trasera y adenomatosis pulmonar ovejuna, un virus que induce la aparición de tumor pulmonar y que es frecuente en ovejas criadas en el exterior.
El ADN del núcleo se empaqueta en forma de cromosomas, que se acortan cada vez que la célula se replica. Esto significa que los cromosomas de Dolly eran un poco más pequeños que los de otras ovejas de su edad y su envejecimiento temprano podría explicarse por el hecho de que se desarrolló del núcleo de una oveja de 6 años de edad. Dolly tampoco era del todo idéntica a su madre genética porque las mitocondrias, que son las plantas de producción de energía que se mantienen fuera del núcleo, las heredó de la madre donadora de óvulos.
Louise Brown fue la primera niña probeta. En 1978 se produjo este hecho insólito en la historia de la evolución. Por primera vez, una especie, la humana, fue capaz de crear un descendiente de forma artificial. A pesar de que la reproducción artificial siempre ha sido objeto de polémica, ninguna rama de la Medicina ha avanzado tanto en tan poco tiempo. En los próximos años podríamos tener nuevas técnicas más revolucionarias incluso que la fecundación in vitro. Herramientas que hagan que la infertilidad sea un problema del pasado. Los humanos estamos entre los animales más infértiles del planeta. Un óvulo y un espermatozoide excelentes pueden producir un embrión excelente que no acabe en embarazo. En la naturaleza, sólo tres de cada diez intentos termina en un bebé. De forma artificial sólo cinco de cada diez. Hemos aprendido a preservar ovarios, óvulos, espermatozoides y embriones con los que fabricar vida. Y a volver a escribir el ADN para evitar dolencias que acabarían con ella. Carles Giménez, Mireia Salandinas, Inma Sánchez y Gloria Calderón explican por qué y cómo la Ciencia puede solventar este hándicap evolutivo. Cristina Eguizábal y Josep Santaló hasta dónde extender la fertilidad y si hay algo sagrado en la biología humana. David Monk busca si el lugar de concepción, bien sea el vientre materno o una placa de ensayo, deja algún tipo de huella en los bebés.